Ámbitos de intervención

En el siguiente mapa conceptual he querido destacar 3 ámbitos en los que se requiere la figura del Educador Social. En primer lugar, encontramos el ámbito de diversidad funcional, en pleno auge gracias al movimiento de las familias de todas aquellas personas que sufren una discapacidad física, mental o ambas. Este ámbito a mí me parece imprescindible ya que, la sociedad actual no le otorga las mismas oportunidades a las personas que tienen algún tipo de discapacidad cuando, se ha demostrado, que trabajando correctamente con ellos, son capaces de mejorar considerablemente sus capacidades hasta equipararse con una persona considerada normal. El educador social debe ser el encargado de guiar a estas personas en su aprendizaje y aquel que les de las herramientas y conocimientos necesarios para que puedan desarrollar su vida de manera natural y sin ningún tipo de inconveniente ni barrera. En segundo lugar, he querido destacar el ámbito de personas adultas. La educación permanente, hoy más que nunca, es imprescindible. Vivimos en una sociedad que cada vez envejece más lentamente y, la esperanza de vida es cada vez más elevada. Por lo tanto, se necesita que los educadores sociales incidan en el envejecimiento activo y en la educación permanente, para que, de este modo, las personas mayores sean capaces de seguir estando integradas en la sociedad y puedan hacer uso de todos los avances posibles que les permita, no solo la integración, sino también todas aquellas facilidades que les permitan llevar una vida mucho más cómoda y calmada. Finalmente, como mucho de mis compañeros de grado, me he declinado por el ámbito penitenciario. En estos centros es imprescindible la figura de un educador social ya que es la persona encargada de acompañar a la persona en todo su proceso penal y en su estancia en la cárcel. El educador social, en este caso, se encarga de orientar a los presos, de realizar distintas dinámicas y de ejercer una función mediadora entre el preso y su entorno. Además, se convierte en una persona de confianza que supervisa la evolución de la persona y que le ofrece todas aquellas facilidades para su integración en la sociedad.